Hace unos días veía en televisión la serie Lost (Desaparecidos en español). Vinieron a mi mente muchos pensamientos, y de allí nació esta entrada.
Imaginemos por un momento que nosotros somos sobrevivientes de un accidente aéreo y estamos atrapados en una isla.
Al comienzo, todos de una u otra forma estaremos enfocando nuestras ideas y energías en cosas como estas:
- Buscar comida
- Buscar refugio
- Buscar la forma de llamar la atención desde la Isla para que alguien venga a rescatarnos.
- Buscar la forma de construir un bote o algo que nos pueda sacar de ese lugar.
Si se hacen las cosas bien, pronto se podrá tener un refugio y comida. Pero después de un tiempo (días, semanas, meses, años) la esperanza de ser rescatados poco a poco va desapareciendo.
Entonces, ¿Que harías en una isla? ¿Que sería tu impulso? ¿Cual sería tu motivación? No habría una carrera que estudiar, un trabajo en el cual hacer algo, no buscaría ser un gran empresario o ser muy exitoso o reconocido. Tal vez no habría a quien predicarle porque todos eran cristianos. ¿Por qué vivirías?
Y esa fue la pregunta que le hice a Dios. ¿Que haría yo en esa situación?
Y Dios me contestó: Yo te cree para tener intimidad conmigo. Y con esa respuesta, entendí porque muchas veces nos sentimos frustrados, cansados y vacíos. No es difícil de entender. El problema es que hemos tratado de buscar plenitud, de llenarnos, de sentirnos realizados alcanzando los éxitos que nos ofrece el mundo.
Se exitoso, predicale a muchos el mensaje de Cristo, ten amigos, ama, ten dinero, estudia, aprende... Pero NUNCA dejes de pasar tiempo con Dios.